35º
En 35º, la obra que Daniel Solomons presenta para Mecánica, galería de arte, nos encontramos con una elección que parece extraída de la obra de arte como límite más que como expansión. Pero eso no entraña ninguna lejanía o frialdad, al contrario, la naturalidad de las piezas se sustenta en un deslizamiento progresivo hacia la representación como un todo, y no como un fragmento, algo inusual en las propuestas que se vienen manejando en el arte último.
Las piezas, por no espolear todavía más la cuestión de los modelos, géneros y tendencias, que aquí pueden verse, están propensas a una ecuación de estabilidad y equilibrio, abandonan por un instante la capacidad de sorpresa factual y se instalan en una visión neutra y fija: son paneles rotundos, proposiciones estilemáticas de distinto orden licuadas a través de una etérea percepción sobre lo ya creado. Podrían ser aquellas imágenes que excitaban al poeta norteamericano Wallace Stevens, peculiares y sutiles contradicciones atmosféricas: cazar tigres en clima rojo, la técnica seductora y distante de los faisanes, el emperador de los helados..., es decir, lo que apenas se denota, el punto fijo que queda en el televisor después de apagarlo, manías de un joven príncipe, obsesiones prescritas sobre lo que constituye, una y otra vez, hasta que la materia se desgaste.
Daniel Solomons reutiliza lo aprendido, crea una asamblea de objetos múltiples, los ordena y reordena, los arroja a una dimensión cuya carga simbólica hemos de interpretar subjetivamente, y encima tiene el buen gusto de disponerlos en un almacén ficticio, o en una biblioteca de babel, donde lo que prima es una profunda pasión ¿fría? por el proceso de creación plástica y el lugar en el cual el creador, hoy por hoy, debe situarse.
Alfredo Tajan
Critico de Arte, Escritor y Gestor Cultural